Dos posturas

Muchos de los seres humanos hemos aprendido a pertrecharnos con todo tipo de recursos, materiales e inmateriales, en la búsqueda de ser más aptos a la hora enfrentar mucha de la incertidumbre que se nos presenta en la vida, y procurar salir airosos ante ella. Y es que, gran parte de los individuos de nuestra especie han relacionado la sobreabundancia de medios, objetos, conocimientos, dinero, posibilidades, como algo que nos permite subsistir de mejor manera ante los retos que se puedan presentar. Hay personas que llevan este principio al extremo, acumulando una ingente cantidad de objetos, los cuales probablemente nunca podrán utilizar en sus vidas, resultando en ocasiones, incluso contraproducentes, para el bienestar de sus propietarios, pues pueden estorbar, representar un perjuicio para su salud o generar otro tipo de problemas.

Por otra parte, la filosofía oriental y otras corrientes del pensamiento religioso, han mantenido posturas completamente disímiles a la tendencia de acumular objetos. Muchos de los postulados de este sistema de creencias, resaltan la importancia del vacío y la nada como parte importante de nuestra existencia. Por ello, reivindican que no debemos apegarnos sentimentalmente ni materialmente, no sólo a nuestras posesiones materiales, sino también a otras personas. Según el budismo, por ejemplo, el apego es la base del sufrimiento humano. De esos postulados, se deriva que únicamente debemos contar con lo “mínimo indispensable” para garantizar nuestra existencia; dejando ir las cosas superfluas o innecesarias para la consecución de ese fin.

Consecuencias de ambas formas de ver la vida

De esas dos posturas polares, que apuntan a la necesidad de acumular o su completa oposición a hacerlo, surge una gran variedad de puntos de vistas, formas de vivir, prácticas políticas y económicas, e incluso, formas de configurar los espacios físicos de un recinto determinado. Como se ha afirmado, este debate llega a instancias de las perspectivas de decoración, en virtud que, cada tendencia que se impone en este sentido, en algún momento del devenir histórico, tiene algún precursor filosófico y artístico. A la perspectiva que defiende la incorporación de una gran cantidad de elementos decorativos, se le ha denominado “maximalismo”, mientras que la postura radicalmente opuesta y antagónica, ha obtenido el adjetivo “minimalista”.

Maximalismo

El maximalismo se ve fuertemente influenciado por el estilo barroco, que tiende a ser más recargado y ornamental que muchas otras corrientes artísticas. Por otra parte, contempla la coexistencia de varios tipos de estilos, colores vibrantes y un gran número de objetos. Este estilo es muy utilizado por las personas que gustan de darle rienda suelta a su creatividad, haciendo un popurrí que integra obras de arte, muebles y configuraciones disímiles; mientras ignoran gran parte de los patrones estéticos preconcebidos. Sin embargo, esto no implica que promueva el caos o el desorden, sino que busca que varios elementos coincidan armónicamente entre sí, a pesar de las diferencias que puedan existir entre las naturalezas y las apariencias de ellos.

Minimalismo

En la acera opuesta, tenemos el minimalismo, el cual propugna que la configuración estética y funcional de los hogares, tiene que obedecer a las necesidades prácticas de sus habitantes. Por tanto, se manifiesta en contra de incluir en la decoración, ornamentos excesivos u objetos innecesarios. En tal sentido, defiende la necesidad de ampliar la utilización de los espacios, antes que saturarlos con elementos que puedan entorpecer su disfrute.

Objetos

Esta última vertiente, confía en que los elementos que deben incluirse como parte de la decoración, deben cumplir una función clara y objetiva. Esto no la exceptúa de incluir ornamentos y algunos detalles cuya finalidad sea meramente estética, siempre y cuando éstos no sean excesivos. Muchas personas que adoptan este estilo, visten las paredes con cuadros o pinturas, espejos y otros detalles.

Formas de muebles

El diseño de los muebles utilizados en esta configuración, también suele ser austero, por lo cual no se puede esperar que cuenten con muchos detalles o contornos inusuales. Por lo general, tienden a tener formas que asemejan figuras geométricas o a presentar ligeras curvaturas. Esto le otorga al mobiliario un aspecto futurista y simplista.

Colores

La paleta de colores utilizada tiende a ser conformada por tonos neutros, lo que hace que sea muy fácil de que sus elementos combinen entre sí, pero sin dar sensación de mucha variedad. Para contrarrestar la falta de contraste, se pueden utilizar colores fuertes para resaltar determinadas áreas o muebles. No obstante, suele evitar las estridencias de los colores muy vivos. Los colores que se utilizan más a menudo, son: blanco, negro, marrón, beige, gris y plateado.

Texturas

La mayoría de los muebles acostumbran a ser elaborados en madera o aglomerados de acabados finos, telas con patrones regulares o unicolor, pieles sintéticas y/o naturales, metales cromados y vidrio.

Muebles multiuso

Con la intención de optimizar el uso de espacios, muchos de los muebles pueden ser utilizados para cumplir varias funciones simultáneamente. Mientras que en las decoraciones maximalistas proliferan las piezas de mobiliario con funciones específicas; en el minimalismo, un sofá puede convertirse en litera, un armario puede transformarse en escritorio y podemos utilizar el costado de una escalera, para guardar libros.

 

Por Miguel

Un comentario en «Cuando tener menos es tener mucho más»

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